La palabra de Dios en tu vida
- Dios es Amor
- 26 sept 2015
- 3 Min. de lectura

Por qué Jesús Fue Un Ganador De Almas
"Palabra fiel y digna de ser recibida por todos: que Cristo Jesús vino al mundo para salvar a los pecadores..." (1 Ti 1:15).
"Porque el Hijo del Hombre vino a buscar y a salvar lo que se había perdido" (Lc 19:10).
Jesús ya no está fisicamente aquí, aunque nos acompaña su presencia, nos guia su Espíritu Santo, pero su misión quedó fija en su Iglesia, o sea, en todos nosotros. Su misión principal fue salvar a los que estaban perdidos, mostrar su Camino; sanar los enfermos, liberar los oprimidos. Todo eso debemos continuar haciendo con Él y en su Santo Nombre.
"Pero recibiréis poder, cuando haya venido sobre vosotros el Espíritu Santo, y me seréis testigos en Jerusalén, en toda Judea, en Samaria, y hasta lo último de la tierra" (Hch 1:8).
Somos sus elegidos para contar estas buenas nuevas a todas las personas, sin excepción, sin escoger los buenos, los probables, los que me gustan, quizá esos no necesiten tanto. Evangelicemos a los que andan rodando, perdidos sin esperanza, a los enfermos que Jesús quiere sanar, llevemoslos a él.
Así como Jesús veía enormes multitudes que esperaban algo de Él, así vemos hoy el mundo, nuestra sociedad, nuestra Iglesia. Muchos necesitan que les acerquen, que les hablen, que les digan "DIOS TE AMA". Es muy raro lograr esto encerrados en las paredes del templo, por eso dice el papa Francisco: "vayan, salgan, busquen fuera esa oveja, ese enfermo, ese necesitado de Dios". La cosecha es grande y los obreros son pocos, estos pocos debemos ir, Dios multiplicará su obra, pero pongamonos en camino, dispuestos a hacer lo que Jesús espera de nosotros.
Este fin de semana estaré alejada, tenemos un encuentro, una Evangelización, donde esperamos asistan muchos necesitados de esta Buena Nueva. Necesitamos que nos acompañen con sus oraciones para que el Señor llegue a los corazones y transforme sus vidas, sane sus enfermedades y sus almas. A todos nos toca poner algo para que millones de almas que no conoces la redención vengan a Jesús. Si tomamos todos esa GRAN MISIÓN y la practicamos, podemos ganar al mundo para Cristo. "Y les dijo: vayan por todo el mundo y prediquen el evangelio a toda criatura. El que crea y sea bautizado, será salvo; mas el que no crea, será condenado" (Mr 16:15, 16). La Gran Misión no se detiene ahí, sino que continúa: contigo y conmigo. Ya es tiempo de dejar nuestra pereza, nuestros miedos, nuestras comodidades y avocarnos a la Misión de Cristo.
María, Mujer de fe, gran evangelizadora que estas pendiente de lo que necesitamos tus hijos, muestranos el Camino para llevarlo y mostrarlo a esas personas que van a encontrarse con Jesús. Como estviste con los apóstoles en Pentecostés, permanece con todos los que van a llevar la Palabra, que el Espíritu Santo que te llenó plenamente a Ti, los llene y todos reconozcan a Jesús commo su Señor. Auxilia, Virgen Santa nuestra misión, para que lleguemos a los que más necesitan conocer a tu Hijo. Que su mensaje, su amor y misericordia inunden los hogares donde hay sufrimiento y enfermedad. Las familias desunidas, sumidas en grandes conflictos, donde los hijos viven sin tener en cuenta a sus padres y se pierden. Auxilia la labor de los que llevan esa Buena Nueva y sepan dar testiminio de amor y de vida para que muchos deseen acercarse a Jesús. Auxilia al papa Francisco, que su misión no sea interrumpida, que siga dando sus mensajes de animo, de aliento a toda su Iglesia. Sigue velando, Madrecita hermosa por tus pequeños, protegelos del mal, protege sus vidas y llenalos de amor. ¡BENDITA SEAS, MARÍA, MADRE DE DIOS, REINA DE NUESTRAS FAMILIAS, AUXILIO DE TODOS NOSOTROS, BENDITA SEAS!
Mi Jesús, bendice desde hoy tu obra, Señor; multiplica los dones, los carismas de tus enviados, multiplica el amor, la caridad y sean bien acogidas tus palabras. que tu mensaje llegue a cada corazón, más a los que sufren, dudan, no creen en tu misericordia y en tu poder. La misión es dura, pero contigo podremos mover corazones duros, frios, resentidos. Derrama tu Espíritu Santo en ese lugar, que sacuda todo ser que ahí se encuentre. Señor, mira que nos duele el que muchos no te acepten, nos duele ver la indiferencia en sus rostros, sabiendo que te necesitan demasiado. Ve por ellos Tu, tomalos de tu mano y acercalos a Ti. Llama a cada uno por su nombre, llama a nuestras familias que envueltas en grandes problemas no te piden, no confian, no tienen fe. Sería hermos que todos unidos proclamaros tu nombre pero no es así. Que tu misericordia llegue a sus corazones.
¡GLORIA A TI, AMADO SEÑOR JESUCRISTO, EN TU NOMBRE VAMOS CONTIGO Y TU VAS CON NOSOTROS, BENDITO Y ALABADO SEAS!
Dios es Amor
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